Concrete Jungle

acaso esto se trata de algo?

chapter namber faiv

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ahora empieza la parte triste… es feo recordarla 😥

Sólo por complacerla fuimos a dos inmobiliarias que quedaban en nuestro barrio a preguntar si había algo que podamos comprar. En la primera nos atendieron re mal. No nos creían como posibles compradores. En la segunda nos atendió un tal Sebastián que me conocía de los noticieros y con gusto nos mostró un par de fotos de posibles lugares. Eran tres casas que quedaban en el barrio y nos insistió a nuestro pesar que también visitemos un departamento que era a quince cuadras de donde vivíamos nosotros. Hicimos la recorrida y con Juana no lo dudamos. Le dimos la razón a Sebastián y el departamento era la mejor opción. Era grande, tenía tres habitaciones, el living, una cocina hermosa y dos baños. Uno de ellos estaba ligado al dormitorio principal y el otro cercano al living. Desde el balcón se lograba ver todo el barrio y a la tarde por ahi entraba el sol iluminando todas las instalaciones. Estaba totalmente equipado porque el dueño anterior había muerto y los hijos querían venderlo con todos los muebles. Querían ahorrarse el trámite de buscar comprador para cada pequeñez que existía en ese hermoso departamente. Era un lugar perfecto, nuestro nido de amor.
Yo todavía no estaba muy convencido de todo. No porque el lugar no me gustase, sino porque por mi cabeza ya no pasaba ese deseo que había surgido años antes. Mucho rencor guardaba dentro mío. Era como si desease boicotear nuestra relación por temor a que cuando logremos nuestro objetivo venga otro aluvión de maldad a romper nuestra tranquilidad. Sentía que era mejor que sea por voluntad mía a tener que separarme nuevamente de ella sólo porque el mundo no nos entendía lo suficiente.
Volvimos a la casa de ella, y nos llamó el abogado diciendo que los papeles estarían listos en una semana aproximadamente. Juana me pidió que me vaya asi podía enfrentar sola a sus padres y que no piensen que el que la estaba influenciando era yo para que haga todo eso. Al irme, atemorizado por volver a mi casa, decidí empezar a caminar sin rumbo. Ya de noche y cansado entré en un bar y me senté en la barra. Ahí fue adonde lo conocí a Juan.
Juan era un hombre de unos treinta y pico de años. Había heredado una fortuna de su abuelo y dedicó su vida entera a despilfarrarla. No tenía metas, objetivos ni tampoco planeaba si haría algo productivo con su día. Se levantaba siempre tarde con resaca de la noche anterior y tomaba ginebra para que se le pase el efecto.
Estaba sentado a mi lado en la barra fumando un cigarrillo y dándole grandes sorbos a su vaso con whisky. Al rato de verme sentado ahí tomando mi gaseosa me mira y me dice: «¿Es que acaso vos no sso demasiado joven para estar en un lugar de estos?»
Esteban: – «No sé adonde estoy. Siempre escuché que cuando uno tenía penas las mataba en bares como este»
Juan: – «Es verdad… eso dicen. Pero no con una gaseosa. ¿Y que clase de penas tenés vos?», al tiempo que le hacía señas al barman para que nos sirva dos whiskies.
Esteban: -«Muchas más de las que te podés imaginar…»
Le hice un pequeño resumen de lo que había vivido este último tiempo, mientras el me escuchaba atentamente y me incitaba a que me tome mi vaso. El whisky era una bebida fuertísima, era intomable. Pero las palabras de él asegurándome que pronto me olvidaría de todo no me permitían dudar de que eso era lo que necesitaba en este momento. Y así fue. No sabía lo que era estar borracho, pero no podía pensar en nada. Mi mente estaba en otra dimensión. Juan finalmente me llevó a mi casa en su auto y me dejó tirado en el pasto detrás de la cerca.
Me quedé dormido ahi hasta que me despertó el sol de la mañana. Por suerte mis padres todavía no habían salido a trabajar. No quisiera imaginarme que hubiera sucedido si me veían en ese estado. Traté de arreglarme como pude y me fui a lo de Juana para preguntarle como había salido todo la noche anterior. Me recibió con una sonrisa por lo que en el momento asumí que estaba todo bien. Pero no todo estaba bien y ella lo notó. Me invitó a su habitación y me prestó su cama para que descanse.
Al despertarme me encuentro con un sobre en la almohada. Tenía un corazón dibujado. Era imposible no darme cuenta de que era tal como los que solía dibujarme Juana. Adentro había una carta y una llave.
«Compré nuestra casa. Sebastián me dió las llaves aunque todavía faltan muchos papeles que yo no entiendo. Te estoy esperando. Seguí el rastro de perfume que dejé desde este sobre hasta donde estoy ahora y me encontrarás»
Me levanté con mi terrible dolor de cabeza y me fui hasta allí a encontrarme con ella. Estaba ordenando y limpiando todo. Estaba hecha toda una ama de casa. Me recibió con un abrazo que me hizo doler todas las costillas y un beso como solo ella sabía darme. Me contó que los padres al final accedieron a firmarle los papeles. Entendieron que no existía nada que pudiese frenar el deseo de pasar su vida conmigo. Hasta incluso su mamá le había prometido que nos visitaría y le enseñaría a cocinar y a hacer todas las cosas de la casa. «Desde hoy, nunca más nos separaremos» fueron sus palabras exactas. La ayudé con todo lo que pude hasta que llegó la hora de la cena y me fui a la rotisería de la otra cuadra a comprarnos comida. Fue muy corto el trayecto que hice, pero no se si por casualidad, cosas del destino o porque me estaba buscando me lo crucé nuevamente a Juan. Me preguntó si estaba bien y me pidió que esta noche lo vaya a visitar al bar nuevamente asi le terminaba de contar toda mi historia. Inconscientemente tomé otra decisión equivocada… le dije que si.
Terminada la cena le dije a Juana que me iba a encontrar con un amigo que me ayudaría a armar un negocio para que nos convirtamos finalmente en adultos y me fui al bar. Fue otra noche igual a la anterior. Los tragos pasaban aunque más suaves con el tiempo y otra vez terminé en una borrachera total. Lo que diferenciaba esta de la noche anterior fue que mi destino ya no fue la casa de mis padres, sino el departamento que compartía con Juana. Me acosté como pude a su lado tratando de no despertarla y me dormí profundamente.
Al levantarme ya Juana continuaba ordenando todo. Había ido a la casa de sus padres y se fue trayendo en varios viajes todo lo que había en su habitación. Había hecho una decoración hermosa. La saludé y me di cuenta de que no estaba bien. No quise preguntarle el porqué ya que me lo imaginaba. La ayudé en lo que pude y llegada la noche encaré nuevamente al bar. Juan me había prometido que me llevaría a su casa para darme a conocer más de su mundo. Era un descontrol. Siempre que uno entraba a ese lugar estaba repleto de personas que no se conocían entre ellos. Creo que ni ellos sabían adonde se encontraban ya que su estado era catastrófico. Drogas, alcohol, todo lo que uno pudiese imaginar habitaba ese antro. Para mi en ese momento era territorio desconocido y ni me imaginaba lo que sucedía a puertas cerradas. Poco a poco fui conociendo gente que me envolvía con sus palabras y me daba a conocer nuevas experiencias. Nunca me imaginé que me estaba metiendo en una adicción que no sólo me haría mal a mi, sino a todos los que me rodeaban.
Fueron tres meses que para mi se pasaron volando, pero que seguro para ella fueron una eternidad. Hasta que la encontré llorando desconsoladamente. Se me partió el corazón en un millón de pequeños pedacitos que se escapaban por la ventana mirándome con desprecio mientras me decían que yo no los merecía. Yo no merecía tener corazón, ni tampoco ella lo que le estaba sucediendo. No era su culpa que yo no pudiese afrontar la realidad. La miré a los ojos y le pedí perdón.
«Perdoname. No sabía lo que estaba haciendo. Vos no te merecés esto. Nunca dejé de dudar del amor que siento por vos, pero estaba asustado. Te prometo que ya todo terminó. Hoy empezaremos nuestra nueva vida y seremos felices hasta la eternidad y mucho más como siempre dijimos»
Ese día se me hizo larguísimo. Luchaba contra las ganas de irme a lo de Juan. Lo único que podía alejar mi cabeza de esos pensamientos era verla a ella. Verla sonreir de nuevo. Me iluminaba los ojos cada vez que pasaba cerca mío. Tuvimos una cena maravillosa, me contó sobre todo lo que le había enseñado su madre, me hizo de comer una delicia y después la invité a tomar un helado. Eramos nuevamente esos dos niños que se enamoraron cuando se conocieron.
Me desperté bien temprano y me quedé admirándola. Yo siempre tuve ese problema. Tengo el sueño muy liviano y suelo despertarme temprano. Pasé un largo rato allí esperando que se despierte. No quería levantarme e interrumpir su descanso. Jugaba a imaginarme que era lo que estaba soñando. Le acariciaba su pelo mientras le confesaba todo mi amor. Cuando se despertó se sonrojó y me dijo que era lo más bello que había visto en su vida. Despertarse y ver al hombre que amaba. Jugó a que se había enfadado porque no la desperté antes y vivimos después un día inolvidable. Eramos una pareja perfecta e ideal.
Esa noche nos fuimos a dormir juntos, pero esta vez Juana se quedó despierta. Sin avisarme se fué al living y se llevó su despertador y la almohada. Puso la alarma bien temprano y se quedó a dormir en el sillón que teníamos. Por la mañana se despertó, preparó el desayuno y me vino a despertar con un beso. No se dan una idea de lo lindo que es sentir la palabra amor con un beso por la mañana. Me dió un abrazo, me pidió que espere y me trajo el desayuno a la cama con una carta. Se recostó a mi lado mientras yo la leía y sentía que todos esos pequeños pedacitos de corazón que una vez se habían alejado ahora golpeaban a mi puerta desesperados por volver. Al terminar con la carta la miré a los ojos, le prometí que nunca nadie nos iba a separar. En ese instante fue cuando le propuse casamiento.
Sabía que para ella yo tendría que hacer algo especial, asi que nuestro casamiento no iba a ser convencional. Ella se merecía mucho más asi que pasé dos meses organizando todo.

mañana no se si puedo porque tengo dibu y despues está el partido… pero el jueves a mas tardar sigo 😀
es raro estar contando ciertas cosas.. en algunos puntos se nota cuan influenciado está todo por la realidad… como fui armando toda la historia a mi placer.. es que en ese momento deseaba ser yo aquel chico que podia superar todo gracias a la mujer que tenia al lado… y ni hablar de la inocencia… cuanto desearía tener la inocencia de esa edad…
y a pesar de que lauri se me enoje.. cuanto desearía poder soñar toda mi vida.. sin tener que bajar un segundo de mi nube…

Written by Pedro De Mendoza

10 julio 2007 a 20:06

2 respuestas

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  1. wuaw! Qué lindoo esteban!! yo tmb me sorprendi cuando entre y vi 3 partes larguisimas mas..
    re armada la historia.. a veces pareciera demasiado cuento para unos niños de ciudad de 10 años.. pero esta bien, no deja de ser un cuento.. q la inocencia te valga!! jeje..
    🙂 saludit0! y quiero seguir leyendo..

    Silvit!

    Anonymous

    12 julio 2007 at 13:48

  2. wuaw! Qué lindoo esteban!! yo tmb me sorprendi cuando entre y vi 3 partes larguisimas mas..
    re armada la historia.. a veces pareciera demasiado cuento para unos niños de ciudad de 10 años.. pero esta bien, no deja de ser un cuento.. q la inocencia te valga!! jeje..
    🙂 saludit0! y quiero seguir leyendo..

    Silvit!

    Anonymous

    12 julio 2007 at 13:48


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